Vashnevskaya
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o también conocido como "es que mis jugadores van muy chetados". Porque en todos los juegos ha pasado más de una vez, y volverá a pasar. Los héroes llegan al final de la trama, de la aventura, del dungeon, y cuando van a enfrentarse al enemigo final llega la masacre; o de un bando o del otro, pero casi siempre es algo totalmente desequilibrado; y salvando algunas escenas de la Llamada de Cthulhu, eso no es lo que debería suceder.
¿Pero aquí qué pasa?
Pues muy sencillo, que las reglas rara vez contemplan el concepto de "boss final", salvo como he dicho, en Cthulhu, donde se supone que los primigenios tienen que ser una sobrada aterradora, y en efecto, lo son. Pero volviendo al hilo, el problema es que lo que aparece se rige por las mismas reglas que se emplean para crear los personajes; a menudo no es más que un gran mago o guerrero que tiene más nivel que los héroes, y como las reglas no suelen ser de progresión lineal, sino exponencial, y hay una linea muy delgada entre el aguante del archienemigo y su potencia de fuego.
Así pues, la cosa se suele clasificar en finales abusivos, donde los jugadores tienen que sacar todos los ases de su manga para no palmarla, o los "castaña", donde el malo da tanta pena que nadie se lo toma en serio. O incluso peor, aquellos donde no hay forma de equilibrar la balanza y el director de juego tiene a una criatura con poderes casi cósmicos en mesa, pero por la pena de matar al grupo, no lo explota ni un ápice.
Puedes ver la entrada completa aquí:
http://ravenscourtabbey.blogspot.com.es/2013/05/juegos-de-rol-ya-no-hacen-monstruos.html
¿Pero aquí qué pasa?
Pues muy sencillo, que las reglas rara vez contemplan el concepto de "boss final", salvo como he dicho, en Cthulhu, donde se supone que los primigenios tienen que ser una sobrada aterradora, y en efecto, lo son. Pero volviendo al hilo, el problema es que lo que aparece se rige por las mismas reglas que se emplean para crear los personajes; a menudo no es más que un gran mago o guerrero que tiene más nivel que los héroes, y como las reglas no suelen ser de progresión lineal, sino exponencial, y hay una linea muy delgada entre el aguante del archienemigo y su potencia de fuego.
Así pues, la cosa se suele clasificar en finales abusivos, donde los jugadores tienen que sacar todos los ases de su manga para no palmarla, o los "castaña", donde el malo da tanta pena que nadie se lo toma en serio. O incluso peor, aquellos donde no hay forma de equilibrar la balanza y el director de juego tiene a una criatura con poderes casi cósmicos en mesa, pero por la pena de matar al grupo, no lo explota ni un ápice.
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