Comunidad Archiroleros

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3 Días para Matar

Sendel

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Quisiera compartir con vosotros, el relato de mis jugadores de un módulo que nos gustó a todos bastantes, la cual la disfrutamos tanto que nos duró varias sesiones de juego. Espero que os guste, aunque ya os advierto que es largo...

Es sorprendente la capacidad de un bosque para seguir asombrándome. Dejo la zona del bosque conocido y de repente se me hace de noche y me encuentro a un hombre pequeñito subido a un árbol rodeado de lobos. Debo reconocer que al principio pensé que podría correr peligro… y cuando me di cuenta estaba rodeado por 4 lobos y no podía subirme a ningún árbol. Afortunadamente, el extraño hombre del árbol distrajo la atención de los lobos, el tiempo suficiente para que atravesara a 2 con mis flechas e hiriera a un tercero.

-¿Estás bien?- Pregunté al extraño hombrecito, que se bajó del árbol con agilidad cuando los lobos huyeron. Después de un saludo de cortesía y asegurarnos de que no había peligro, me entretuve en preparar la cena, por cuenta de los lobos, y de preparar una hoguera, para pasar allí la noche. Descubrí que ese hombre que parecía un niño a mis ojos era un “mediano”. –Me dirijo a Villahonda, a reunirme con mis compañeros. Puedes acompañarme.

A la mañana siguiente desperté a mi compañero temprano, y lo guié por el bosque en busca de civilización. Llegamos a una graciosa posada, llamada el tropezón. Cuando entramos nos sentaron en una mesa donde había otras 5 personas. –Que suerte encontraros- Dijo mi nuevo acompañante. Eran los amigos que andaba buscando, que me invitaron a formar parte de su grupo. Un comité… extravagante. Saúl, un fuerte humano que me causó impresión, Clea, una bella elfa que me sorprendió ver, y Regal, un hombre extrañamente parecido a Pit, a parte de Marceus y Lucente. –Puedes acompañarnos hacia la ciudad, donde seguro que encontramos algún trabajillo- Me invitó Saúl. No me lo tuve que pensar dos veces… había salido a buscar aventuras, y tardé tan solo unas cuantas horas en encontrarlas.

Salimos pronto a la mañana siguiente hacia la ciudad. Tuvimos que usar un carro, la ciudad estaba lejos… ¡y me encontraba fantásticamente! Todo era nuevo para mí… no quise atosigar a preguntas a mis compañeros durante el viaje, pero lo hubiera hecho sin duda. Se hizo de noche, y apareció Villahonda. Eso es una ciudad. Unos grandes muros protegiendo el gran recinto lleno de casas y de órdenes religiosas… me moría de ganas por llegar y explorarla. Pero antes pasamos por una zona llena de gente bebiendo y bailando. Dentro pregonaban –Todo el vino y la cerveza que podáis beber, gratis- Miré detenidamente a mis compañeros. Pit no dudó en gritar –Para el carro- y bajarse inmediatamente, pero los demás tenían otros asuntos entre manos… descubrí que Marceus debía dinero a los otros 3 compañeros y prometió pagarlo en Villahonda, y aunque a Regal se le iluminara la cara al oír lo de gratis, la codicia le podía más, y no quería separarse de Marceus, que no acudiría a la fiesta. Al final se separaron y quedaron con Marceus en una posada de la ciudad.

La fiesta… no sé cómo explicarlo. Nada que ver con ninguna fiesta que hubiera visto hasta ahora. Cuando fuimos a entrar quisieron impedírselo a mi amigo Pit, pero al ver que era un hombre le dejaron pasar. Digamos que aquello era música, colores, baile, bebidas, descontrol, risas. “Qué buena forma de divertirse tienen por aquí” pensé al principio. Después fuimos a dar una vuelta y todo me extrañó algo más. Lo primero, es la bebida gratis. No creo que sea muy común que un adinerado regale litros de alcohol al pueblo. Lo segundo, es un pozo que vimos del que se oían gritos, y a donde iba la gente a hacer sus necesidades. (Algo a lo que Pit se apuntó rápidamente). Cuando preguntamos, un guardia con aspecto serio nos dijo que
había asesinos abajo, cedidos por el alcalde. -¿Qué crueldad es esa?- quise preguntar. Nadie respondió. Estuvimos bailando de forma curiosa, y Pit compró una máscara muy interesante, que mostraba una cara demoniaca. Seguimos viendo aquello, y descubrimos una parte interesante del festejo. Era una zona de combate, donde se te retaba a combatir, a cambio de un galón de oro. –Tú pareces muy fuerte. ¿Estarías dispuesto a combatir contra un mequetrefe como aquel?- Dijo el feriante a Saúl, señalando a un enano que se embadurnaba con aceite. - ¿Qué puedo perder?- Preguntó precavido. –Tan solo un galón de plata- inquirió el feriante. –Y salir con un ojo morado!!- bromeó Pit.

Pero Saúl no dudaba por sus fuerzas, y no tardó en aceptar. Una vez toda la gente hubo apostado, dio comienzo el combate. Miré de nuevo a mis nuevos amigos, y descubrí algo raro. Regal estaba mirando hacia Saúl, y parecía conjurar algo… Lo importante es que el combate dio comienzo. El enano quiso atacar primero, y asestó un golpe que Saúl aceptó sin mucho dolor. Bailaron unos cuantos segundos y entonces Saúl agarró al enano por la cintura, lo volteó, y no quiero ser muy descriptivo con la forma en que el enano cayó al suelo, dándose el combate por finalizado. ¿Lo siguiente? aplausos. El dueño pagó lo debido, y tras regañar a su luchador fue a pedir a Saúl un contrato, este lo rechazó amablemente.

¿Qué hacemos ahora? Decidimos sentarnos en un sitio, tranquilos a tomar algo. Nos trajeron cerveza, algo de comer y la especialidad de la casa. Pit cogió la jarra, lo probó, y lo devolvió al suelo. Desagradable… o divertido. Estaba aquí porque quiero probar cosas nuevas, ¿no?. Cogí la jarra. El olor era fuerte, pero haciendo de tripas corazón le di un trago. Creo que aún siento el escozor de aquella noche en la garganta. Inmediatamente después llegó un hombre que parecía bebido y se sentó con nosotros. –BATALLA DE BEBIDA- Miró a Regal y le ofreció un vaso. –Te mataré con mi oreja!!- Dijo justo antes de beber 5 veces el contenido del vaso pequeño. –Es un reto- Explicaron a Regal. –Si no bebes te mata- -¿QUÉ?- gritó. Tras haber entendido el juego, cogió la jarra y dijo –Te mataré con el dedo- Y bebió otros cinco vasos. –Te mataré arrancándote las tripas delante de la burra de tu hermana- Después de beber tanto, el hombre no podía siquiera seguir sentado. –Quien gane paga la bebida- Le cuentan a mi compañero, que mira con tristeza la jarra… que más remedio. –Te mataré de una patada en el trasero con la punta de mi bota y daré tus tripas a los perros- A duras penas aguantó la bebida. La gente que se había ido acumulando empezó a gritar. –EL RETADOR HA PERDIDO- -No puedo pagar! Sollozó el hombre- -PUES AL POZO- respondió la multitud. Lo próximo que recuerdo es que estábamos yéndonos de la fiesta. –Que formas más extrañas de fiestas tenéis los humanos. Pero en fin, ha sido divertido- Comenté mientras nos alejábamos. Siempre recordaré la cara que puso Clea cuando dije que había sido divertido…

Llegamos hasta la ciudad, el mayor número de construcciones sobre suelo juntas que había visto nunca. Era una noche despejada, y la luz de la luna y las estrellas proyectaba sombras preciosas en los edificios, que daban un aspecto misterioso. Nos dirigimos hasta el punto de encuentro con Marceus, la posada El Caballo Blanco. Cuando pasamos por una calle pequeña, cerca del centro, escuchamos una voz baja que susurraba, haciendo un reclamo. – Psssst, psssst, vosotros, venid para aquí-. Un hombre jorobado y tuerto vestido de negro estaba mimetizado con el ambiente, tanto que hubiéramos pasado de largo si no nos hubiera llamado. –Puede que tenga un trabajo para vosotros- Nos dijo con su ronza voz –Id a la Casa del Buen Favor mañana al anochecer y podréis conseguir mucho dinero, mucho mucho dinero- y cuando acabó desapareció. Nuestra energía y poder de decisión era bastante nulo así que decidimos comentar el tema al día siguiente y llegamos a la posada. Pese a la hora nos atendieron. Lo primero que me sorprendió es la diferencia entre el interior y el exterior del edificio. Hasta ahora las casas que he habitado estaban igual de ornamentadas por todas partes. Los elfos se preocupan mucho porque su bosque no tenga ni un desperfecto. Sin embargo los humanos ignoran el cuidado de los exteriores. Cuando vi la posada, con un gusto y una elegancia exquisitos, debo reconocer que me sorprendió. Más tarde lo entendí. Cada noche nos costaría un galón de oro, cantidad que no podríamos permitirnos por mucho tiempo. Cuando llegue a mi habitación volví a sorprenderme, por última vez del día. Tenía una gran ventana al final de la habitación, que mostraba una vista de gran belleza de la ciudad.

A la mañana siguiente nos encontramos con el desayuno ya pagado en la mesa, por parte de Marceus, que aseguró no poder pagar la deuda hasta tres días después. Tenemos tres días para visitar la ciudad y yo me muero por descubrir que nos espera en este día.

Decidimos ir a la tienda de pociones para aprovisionarnos, porque nos esperaban varios días de viaje. Encontramos poco, no podíamos permitirnos comprar ninguna poción revitalizadora, así que el viaje a la tienda se transformó en una visita por las iglesias. Aunque yo quería visitarlo todo, solo tuvimos tiempo para ir a la de la Secta de los Sesenta. Como todas, era una gran construcción de piedra, con unos gruesos muros. Cuando entramos vimos que estaba llena de mesas con gente sentada, comiendo. Unos sectarios vinieron a explicarnos que su Iglesia es quien pagaba las fiestas de la noche anterior, y que ellos defienden que hay que disfrutar de los placeres terrenales. Nos ofrecieron comida y bebida, y que participáramos en esa decadente secta. Solo tendriamos que aportar una pequeña cantidad de dinero, y cuando fueramos hermanos mayores disfrutaríamos de otro tipo de placeres... en las salas privadas. Tristes humanos. Necesitan de los placeres terrenales para ser felices. Cuando nos echaron amablemente fuimos a la cita que teníamos con aquel hombre deforme...

Cuando llegamos al sitio acordado vimos que era una iglesia derruida. La noche ya había caido, y las calles estaban vacías. Pero no nos estrañó ver a Dorango en la puerta, semiescondido. -Veo que habéis aparecido. Sois inteligentes. Ahora entrad y no habléis mal a mis firigentes, tienen muy mala leche-. -¿Ellos te hicieron eso?- Preguntó Saúl, queriendo saber con qué iba a enfrentarse. -Si, ellos me cortaron el dedo- Respondió el tullido.

Entramos. La iglesia era parecida a la anterior, pero tenía un ala derruida, y 4 hombres de espaldas en el fondo. Pensé en esconderme, pero antes de que me diera cuenta mis compañeros saludaron a los hombres. Llevaban máscaras así que Pitt se colocó la suya. Se dieron la vuelta y nos saludaron. La misión que nos encomendaron era simple. Debíamos interrumpir una reunión que tendría lugar en una mansión en las afueras. Esa reunión era muy importante. Conocíamos al anfitrión, pero no nos dijeron con quién se reuniría. Si además traíamos la cabeza del dueño de la mansión, mejor todavía. Este hombre, Lucius, era un bandido local. Se nos pagarían 1400 piezas de oro, y se nos proporcionaría material que, debo reconocerlo, era sorprendente. Una flecha que duerme a la gente, una varita que lanza un poderoso rayo de fuego, unas piedras que provocan una luz deslumbradora y lo más sorprendente, una extraña bola que permite ver en la oscuridad y hace que tu vista atraviese incluso las paredes. Eso habría de sernos muy útil. Nos prometieron monturas y dijeron que la estancia en el Caballo Blanco estaba pagada. Lo único que quedaría suelto era mi conciencia. ¿Aventurero significa asesino?. ¿Quién era el hombre al que íbamos a matar?. Bueno, supongo que si no éramos nosotros moriría igual, y todos debemos volver a la tierra. Acudimos a la posada. Mañana esperaba un largo día.

Nos levantaron con las primeras luces de la mañana. Dondarion, como prometió, nos había traído caballos, así que partimos. Nos esperaba un día de camino, así que nos lo tomamos con calma. El paisaje no cambiaba. Un camino de piedra con llanuras verdes a los lados, y algún que otro bosque. Pasaron las horas y fue cayendo el sol. No estábamos muy lejos cuando Saúl nos grito -PARAD ES UNA TRAMPA- Siempre estaré agradecido por su buena vista. Al mirar descubrí una cuerda justo por donde iba a pasar mi caballo, y una horda de orcos apareció detrás. No puedo explicar cómo me sentí. Por un lado rabioso, iba a caer en sus manos. Por otro, contento. Iba a acabar con 10 orcos, aunque me costara la vida. Saqué mi arco rápidamente, pero antes de tensarlo con una flecha, los orcos ya habían golpeado a Pitt y a Regal, dejándolos en el suelo. -Bestias inmundas!!- grité, disparando una flecha y acertando en el pecho de uno, que cayó al suelo. Clea acabó con otro, y cuando miré a Saúl... blandía una espada, y tras correr a por un orco, aprovechó y hendió su espada contra otro que, sorprendido, cayó al suelo. Los orcos restantes vinieron a por nosotros. Saúl esquivó ágilmente los golpes. Yo lo intenté, pero finalmente uno fue capaz de clavarme su cuchillo. Grité rabioso, disparé mi arco y este cayó también al suelo. Mientras tanto Saúl devolvió los golpes. Acertó el primero, pero el segundo lo esquivó y empezó a correr. -ES MÍO- grité. Tensé otra flecha. Apunté, con tranquilidad, y suavemente dejé libre a la flecha, mientras sentía que sería otra vida. El orco murió. Empecé a registrarlos y descubrí una ristra de orejas humanas en el equipo de uno. Volví a gritar de rabia, y me dediqué a obtener mi recompensa. Como me habían enseñado, cercené las orejas de los orcos que tenían una flecha clavada, y las guardé. -Dejad a los muertos- Dijo Saúl, mientras Clea salvaba a nuestros compañeros. -¿Por qué les hacéis eso?- Yo estaba de mal humor, como para responder a ese tipo de preguntas. -No es de vuestra incumbencia, dejadme- . Ese asunto sigue pendiente, debo aclararlo....

En cuanto pudimos continuamos el viaje. Pronto llegamos a la mansión. Una casa de dos plantas, con muros de piedra. -Que pena, no puede ser quemada-. Bramó Pitt.Regal sacó su maravillosa esfera, e investigó la casa. Hay 8 hombres abajo. El objetivo está reunido en la planta de arriba. Y solo hay una puerta, dijo señalando la entrada. Aunque tal vez alguien se pueda colar por el patio. Saúl acompañó a Pitt, y lo coló en el patio, mientras yo esperaba las órdendes de Regal para disparar mi flecha del sueño, que durmió a 4 guardias. Entramos en la casa, y descubrimos el patio cerrado. Tras reunirnos con Pitt, debimos decidir nuestra próxima acción. Regal nos dijo que en un salón de esa planta había cuatro hombres, y yo me negué a subir a la planta de arriba mientras hubiera gente consciente abajo, que pudieran rodearnos. Insistimos en que Pitt lanzara una de esas bolas paralizantes dentro de la sala, para acabar con aquellos hombres. Lo siguiente que recuerdo es el rostro de Clea, preguntándome si estaba bien. y, al levantarme encontrar cuatro cadáveres en el suelo y a Saúl limpiando su espada. Al parecer la bola de Pitt cayó en un mal sitio, pero al menos no estábamos muy heridos. Subimos a la segunda planta y encontramos a Lucius reunido con dos sectarios de la iglesia a la que habíamos entrado el día anterior, mirando hacia un extraño espejo de hueso. Que casualidad, parece que esa secta es más influyente de lo que pensaba.

Saúl se avalanzó contra Lucius, y Pitt disparó su honda contra el espejo, que se fracturó en mil pedazos. Yo iba a disparar mi arco cuando vi que aquello no era tan solo un espejo. Una asquerosa bestia, mitad hombre mitad insecto salió de entre los pedazos. Era repugnante, y desprendía un olor asqueroso. Disparé contra aquello, pero mi flecha no pareció causarle daño alguno. Saúl fue a cargar contra él, y Clea y Regal acabaron con los sectarios. Pitt desapareció de mi vista, y cuando miré, había clavado su puñal en la espalda de Lucius, y ahora se entretenía en cortar su cabeza. Saúl clavó su espada en la bestia, y un líquido verde salió de esta... pero ahora era su turno. Con un rápido movimiento dejó en el suelo a Saúl y... oh no. Vino a por mi. Caí al suelo, pero alcancé a mirar en el último momento a Regal... una chispa de luz salió de sus manos. Increible, teníamos un hechizero en el grupo.

No recuerdo nada más, puesto que me desmayé, pero me contaron que en cuanto la bestia murió la casa se empezó a transformar, a volverse de carne. Tuvieron que arrastrarnos corriendo entre todos, porque aquello estaba vivo. Cuando estuvieron fuera consiguieron que Clea disparara su varita, produciendo una gran bola de fuego, según me contaron, que no hizo nada con la casa, ya transformada en una nueva mansión de carne.

Volvimos a la ciudad, a la Casa del Buen Favor, y entregamos la cabeza de Lucius. Se rieron, nos dieron un cofre de oro, y nos dejaron ir. ¡Malditos sean!. El cofre sólo tenía 1000 monedas de oro. Esos humanos nos habían engañado. tal vez tomemos represalias. Aún queda un día hasta que mis amigos sean pagados, así que... quién sabe lo que haremos.

Escrito por Adrik El Explorador.
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Tel Arin

Administrator
Miembro del equipo
Lo he leido y has hecho un buen trabajo! Me ha gustado en que se aprecia claramente que es parte novelada de las aventuras de tu grupo y es muy divertido por lo tanto.

Lo unico que para alguien que no haya jugado el modulete este, se perdera un poco en la mecanica del desafio del bebercio xD

Es bueno ver actividad por este subforo de vez en cuando
 

Sendel

New member
Intentaré subir otros relatos e historiales, la verdad es que si el casho foro que tenemos necesitaría más movimiento, pero bueno...

Todo andará como aquel que dice.  :dance:
 
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