Wrathof
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El Cuerno de Marfil y de su oculta fabricación...
Cantan los bardos historias de amor, sus voces finas y suaves relatan lo que un día se aconteció en bastas regiones ya olvidadas... Cuentan de un artesano, de su miedo a la guerra, de la fabricación de un cuerno, un cuerno posteriormente robado y que se dice que fue incautado por grandes hechiceros... ¿De qué servía ese cuerno? ¿Para qué lo querían? Por poder, por fama, por demostrar que aunque el mundo moría, ellos tenían fuego en su mirada, odio en su alma y envidia en su corazón... ¿Que fué de el? Nadie lo sabe, pocas personas saben ya la verdadera historia y ahora, sentandos todos alrededos del fuego os la contaré... Pero primero, la balada que os será cantada, la cual fue compuesta posteriormente...
Altos los Diosess se alzaban,
señores de Guerra y Fama...
Tyr fue olvidada y su poder murió.
Ríos y aguas cantan,
como una noche de capa y espada,
una espada se alzó y un grito se escuchó.
Era la guerra, oh traicionera guerra...
Sangre se derramó y aun mas será derramada.
Tyr, ciudad dorada,
albergaba una morada...
Un cuerno se escuchó en la noche,
pero un poder se alzó ante él,
era magia, magia desatada...
señores de Guerra y Fama...
Tyr fue olvidada y su poder murió.
Ríos y aguas cantan,
como una noche de capa y espada,
una espada se alzó y un grito se escuchó.
Era la guerra, oh traicionera guerra...
Sangre se derramó y aun mas será derramada.
Tyr, ciudad dorada,
albergaba una morada...
Un cuerno se escuchó en la noche,
pero un poder se alzó ante él,
era magia, magia desatada...
Introducción:
Un basto desierto se extiende sobre la región de Tyr, cuyo nombre proviene de su única ciudad libre, los fuertes vientos golpean las ventanas de las Siete Ciudades. Ni un alma pasea por las calles pues la noche ha caído en la ciudad de Tyr... No son buenos tiempos para los viajeros, las antiguas tabernas ya no son lo que antaño habían sido. A veces se oye un grito ahogado en la noche y los pasos de una huida... Los sucesores de Kalak luchan en las calles, el poder ha caído y la llamada de la guerra se escucha en la región. La ciudad, está llena de casas que un tanto desordenadas se alzan desgastadas y las mas antiguas, casi en ruinas, reflejan el poder que un día hubo en la ciudad. Aun no ha llegado el Rey Dragón, ni rumores aún se han alzado. Los Antiguos sabios cuentan que durante esta época, ríos de sangre corrían por las calles y las espadas eran desenfundadas por una mala mirada. No eran tiempos oscuros, eran tiempos de peligro. Era una noche tormentosa, una de estas noches propicias para que algún bebe, con futuro de héroe desgarrara el silencio por un llanto, el cual provenía del momento de su nacimiento. Y en verdad, se dice que buenos tiempos eran aquellos para un héroe... Y un llanto desgarro el silencio, pero no era un héroe, no... El llanto presagiaba un amor, un amor sin límites, un amor imposible... Ni un Rey consiguió pararlo, ni la muerte posteriormente dejaría en el olvido a aquellas dos personas, que un día, por amor dieron su palabra y juntos, lucharon, lucharon por su amor, querían morir juntos, querían estar juntos, hombro contra hombro, miradas cruzadas, sangre en sus rostros, espadas y escudos, llamada de guerra.
Una juventud dorada
Basta es la región, pero hermosa es la ciudad que alberga... Tyr tiene una plaza donde juegan niños y ancianos descansan. Es una plaza basta, grande y querida por los ciudadanos. Tiene tres fuentes las cuales forman un triángulo alrededor de otra mas grande la cual, cuando son las doce del mediodía expulsa agua formando alegres siluetas de espadas, escudos y animales. ¿Magia tal vez? Nadie lo sabe a ciencia cierta, se dice que la fuente estaba antes que la ciudad. Pero, quien se lo creerá...
Era un día espléndido, el sol brilla sobre Tyr y los niños jugaban alegremente con espadas de cartón y escudos de madera hechos por sus padres. Los ancianos miran tranquilamente los juegos que hacen los niños. Y hay uno que especialmente les llama la atención. Es un niño moreno, de ojos verdes, profundos como si hubieran vaciado en ellos toda la sabiduría de una Era pasada. Tenía el pelo rizado y era alto, humilde, para nada arrogante y el manejo de la espada a tan temprana edad, llamaba la atención a los demás. Al cuello, llevaba colgado un cuerno de unos diez centímetros fabricado en marfil, no era para nada elegante, pues tenía irregularidades y estéticamente no llamaba la atención. Pero al contrario de lo que la gente creía, al hacerlo sonar, un suave pero firme sonido se alzaba incluso por encima de las campanas de la ciudad. El joven, llamado Artanis, era de familia acomodada y al contrario que sus hermanos, no gozaba con el poder y la fama, jugaba como todos los demás y la humildad era su principal virtud. Un niño un tanto gordo, con cara de fiera y bastante sonrojado, salto sobre él por la espalda con su espada de cartón en alto, pero Artanis, rodó sobre si mismo y levanto su espada clavando le el pico en el costado. Los demás se quedaron asombrados. Entonces una chica, alta, pelirroja, de hermosos ojos cruzó su mirada con la suya... ¿Quién era, que hacía? Nunca la había visto, pero ella le sonrío maliciosamente... Una espada larga le colgaba de la espalda... ¡Una espada de verdad!
Era ya de noche cuando Artanis llegó a su casa. La entrada era una especie de pasillo recubierto de hiedra y finalizado por dos grandes macetas doradas. Algo demasiado ostentoso para su gusto. Tenía la cara llena de arena y rasguños, no quería pensar en la cara de su madre al verlo llegar. Llamó a la gran puerta de madera que se alzaba ante él. Pasaron unos minutos hasta que una pequeña figura le abrió la puerta entre sollozos y lágrimas. ¿Qué pasaba? La cara del chico sufrió un repentino cambio, una expresión de horror apareció en su rostro al ver a su hermana con su suave cara cubierta de sangre. ¿Qué... què ha pasado Nienya? Su pequeña hermana, rubia de ojos azules, con manos temblorosas le señalo arriba, hacia el salón. Artanis le cogió la mano y se dirigió hacia el salón, pero en la puerta, su hermana soltó su mano e hizo un gesto de negación con la cabeza. El chico entró en la sala y gruesas lágrimas resbalaron por sus mejillas. Ante el, sus padres se hallaban atravesados por una misma espada. Artanis, se acercó vacilante a su familia... ¿Aquello que le quemaba la mente y le arrasaba su cuerpo, era el dolor, era la tristeza o era la ira? Sobre la empuñadura de la espada, había una nota escrita con algo que tenía el mismo color que las heridas abiertas en el estómago a sus padres. En la nota ponía con letra muy estilizada: "Era inevitable, el dolor y el sufrimiento se han impuesto ante los ideales... " La noche cayó sobre la casa, el bello rostro de su madre marcado por el dolor y el de su padre... Artanis hizo sonar el cuerno, un último lamento a la muerte de sus padres, la guerra era inminente, el estaba dispuesto. Se acordó de la chica pelirroja, se acordó de su espada... Se acordó de su rostro...
