NOSTALGIA POR UNA CAJA - Xavi Garriga
Voy a dejarme llevar por la melancolía. Hace poco más de veinticinco años un amigo trajo a clase un juego que le habían regalado sus tíos de los Estados Unidos. Se trataba de una caja de color rosa llamada Dungeons & Dragons. Con el poco inglés que manejábamos en aquellos tiempos luchamos durante semanas a brazo partido para desentrañar los misterios de aquel juego que mostraba poco pero que insinuaba mucho.
Al principio nos costaba de imaginar la magnitud de lo que se nos ofrecía allí dentro. El juego aseguraba en su introducción que en él un personaje podía llevar a cabo cualquier acción que quisiera. Poco a poco fuimos comprendiendo las tablas y finalmente creamos los personajes y nos citamos para probarlos. Han pasado como decía más de veinticinco años desde aquella tarde pero la recuerdo como si fuera ayer. Todavía guardo aquel personaje escrito en papel cuadriculado y las increíbles notas que apunté en el dorso de la misma hoja. Desde aquella primera tarde, D&D se convirtió en el signo distintivo de nuestro grupo de amigos. Todos los viernes por tarde, muchos sábados por la mañana y casi todos los días de verano en los que no estábamos de vacaciones familiares, nos citábamos en casa de alguno de nosotros y jugábamos a D&D. Hoy en día tengo dificultad por recordar los nombres y apellidos de algunos de esos compañeros de juego que entraban y salían del grupo, pero recuerdo perfectamente sus caras, sus personajes y su forma de jugar.
Siempre nos costó explicar nuestra afición al resto de compañeros de curso, así que cuando nos enteramos de que iba a publicarse por fin una caja, esta vez de color rojo, que enseñaría a jugar en castellano y que podría encontrarse en cualquier tienda de juguetes (entonces no existían las tiendas de juegos. Bueno, tal vez sí pero sólo había tres o cuatro de ellas en todo el país) pensamos que por fin nuestra afición sería algo popular y muy practicado. El éxito de esa edición no fue el esperado (ni por nosotros ni por la editorial que lo publicó) pero sirvió para ampliar un poco el conocimiento de los juegos de rol en nuestro país y para que empezaran a publicarse otros juegos. A nosotros nos asombraba y fascinaba a la vez que pudieran haber otros juegos que nos acercaran a otros entornos (terror, ciencia ficción, investigación), pero de momento seguimos siendo fieles a D&D.
Durante años engullimos todas las aventuras que pudimos encontrar y las enlazamos en maravillosas campañas basadas en mundos inventados por nosotros o en escenarios de campaña oficiales. Vivimos aventuras increíbles, pasamos ratos inolvidables y crecimos en un entorno que nos estimulaba. Jugar a rol fomentó nuestro interés por la lectura, por la historia, por la geografía, por el cine de aventuras y por los cómics. Aprendimos inglés, algo de francés, mejoramos nuestra capacidad de dibujo y la habilidad de hablar en público. D&D fue nuestra segunda escuela, en unos años en los que nuestros padres no podían permitirse enviarnos a hacer actividades extraescolares. Por todo ello, cuando miro hacia atrás, lo que más siento es agradecimiento hacia D&D por hacer posible que en los complicados años de la adolescencia tuviéramos un lugar seguro en el que pasarlo bien, rodeados de amigos y pudiéramos desarrollar nuestra imaginación. Confío en que el lanzamiento de esta nueva caja roja permita que otros muchos grupos de jugadores puedan vivir experiencias similares.
Xavi Garriga
Director Editorial de Devir
