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LA MUERTE DE HORX, HIJO DE VERMIX
El antiguo coliseo estaba presenciando un combate tras más de un milenio de desuso. Las gradas del coliseo antiguamente abarrotadas estaban vacías y solo presenciaba la batalla un espectador desde una ventana de la gran biblioteca situada a un par de centenares de metros del coliseo.
Los contrincantes formaban un grupo de lo más dispar: un gnomo, un eladrin, un enano, un semi-orco y dos draconidos luchaban juntos contra un dragón verde joven de unos cinco metros de largo por dos metros de ancho. El dragón verde llamado Horx, hijo de Vermix, batía sus alas elevado a unos cinco metros sobre el suelo de la arena, tenía uno de los ojos cerrados por una herida reciente y sangraba por múltiples cortes a lo largo del cuerpo.
En el suelo y frente a Horx, estaban los dos draconidos y el eladrin. Horx al verse malherido, saco fuerzas de flaqueza y exhalo su aliento alcanzando a sus enemigos: una nube de gas venenoso que surgía de sus fauces cayo sobre ellos para después disiparse en el aire. Los dos draconidos se vieron afectados por el aliento comenzando a toser y quedándose sin aliento, sin embargo, el eladrin logro preveer el movimiento del dragón, aguanto la respiración y avanzo entre la nube de gas venenoso mientras esta se disipaba hasta colocarse debajo de Horx.
Puk Invers, el mago eladrin, sostenía con sus dos manos su bastón mágico que tenía apoyado contra el suelo, pronunció unas palabras arcanas a la vez que dando un golpe seco levantaba el bastón del suelo hacía Horx, creando un restallido de poder sónico que se alzaba desde el suelo frente a Puk Invers hasta la posición de Horx alcanzándole, el conjuro hizo revolotear su túnica dejando entrever la armadura de cuero encantado que llevaba debajo.
El golpe de la onda atronadora no logro mover a Horx, la tensión se palpaba en el ambiente ya que desde su posición de privilegio en el aire, Horx disfrutaba de superiorida táctica frente a sus rivales.
Recurriendo a su fuerza de voluntad Puk Invers convoco otra onda atronadora casi de forma consecutiva a la primera, esta vez el golpe alcanzo de lleno a Horx desestabilizando su vuelo y obligándole a posarse en el suelo, los ojos del dragón se abrieron a la vez que una sonrisa ilumino el rostro de Invers, ahora las tornas habían cambiado, el dragón al quedar posado en tierra estaba en desventaja y claramente sobrepasado en número.
La reacción del resto de compañeros de Invers fue inmediata, el gnomo, cuyo nombre es Shuuuurviell (mas conocido como Shur), avanzó mientras el dragón tomaba tierra hasta colocarse a su lado, mientras se movía el contorno del gnomo se volvió borroso, como si caminara entre dos planos de existencia o quizá como si fuera un fantasma o un espíritu del viento con los cuales había pactado para conseguir su brujería. Al llegar a la posición del dragón, Shur alzo su temido cetro mágico, este cetro era capaz de parar el corazón de una criatura débil de voluntad con solo ser ésta maldecida verbalmente por él. Shur, el brujo feérico, convoco en el idioma de los elfos a los espíritus elementales del aire que habitaban en el plano salvaje de las hadas y de su cetro surgió un torbellino invisible de poder feérico que se agrando rodeandole y alcanzando al dragón; el torbellino invisible golpeo las alas del dragón impidiéndole que levantara el vuelo, entonces Shur con la túnica revoloteando a su alrededor, se introdujo en el vórtice del torbellino desapareciendo y apareciendo a unos diez metros del dragón y concluyendo así el conjuro conocido como la zancada del viento extraño.
El dragón inútilmente batía sus alas incapaz de alzar el vuelo, fue entonces cuando una figura de casi dos metros se encaramo por la cola del dragón, trepando por su espalda con la agilidad de un gato, intentando llegar a la herida mas sangrante de las que ya tenía el dragón, una vez allí Krazark el pícaro semi-orco realizó un impacto perforante de forma furtiva, hundiendo en la tierna carne de la herida entre las escamas del dragón la hoja afilada de su espada ropera con la facilidad con la que se clava la punta de una aguja sobre el corcho. Horx intento moverse para librarse de Krazark pero este permaneció encima suyo con la habilidad de un jinete retorciendo su hoja en el interior de la herida y haciendo a Horx bramar de dolor.
Horx alzo la cabeza, dejando expuesta su garganta donde su armadura era mas débil, este gesto no paso inadvertido para Corwin uno de los dos draconidos, casi sin respiración debido al efecto del aliento venenoso de Horx y la pesada armadura de escamas encantada que portaba, avanzo hasta quedar frente al dragón, momento en el cual, a la vez que gritaba “¡Por Bahamut!” alzo su enorme maza encantada de dos manos de la que surgió una radiación divina, formando como un halo e iluminando el arma; Corwin, el clerigo de Bahamut, golpeo en el desprotegido cuello de Horx y al impactarle la extraña radiación de su arma recorrió la piel del cuello del dragón produciéndole múltiples y diminutas heridas de origen divino. Al realizar su golpe curador con éxito, Bahamut quedo satisfecho con la hazaña de Corwin y como recompensa lleno de oxigeno los pulmones del segundo draconido.
Con las energías renovadas por la bendición de Bahamut el segundo draconido, un paladín de Bahamut llamado Starback, ignoro los efectos del aliento venenoso del dragón y avanzó embutido en su armadura completa de facturación enanil y cubriéndose con su escudo mágico; este escudo era el único legado que conservaba de su familia y Starback lo portaba con orgullo, una vez frente a Horx bajo la guardia de su escudo dejando a la vista su enorme martillo de una mano; su martillo relucía con un extraño brillo perlado. Horx que acababa de bajar la cabeza para proteger el cuello recién golpeado, se encogió al ver la pureza de la luz del martillo, pero ese movimiento no logro esquivar el golpe de Starback que alcanzo a Horx en el hocico por el que comenzó a manar sangre. El castigo radiante de Starback había hecho mella en el dragón verde.
Horx moribundo comenzó a mover su cabeza de derecha a izquierda, totalmente desorientado, entonces Thrain el enano inquisidor entro en escena como surgido de la nada para dar el golpe definitivo con su maza brutal de dos manos. El golpe alcanzó el cuello de Horx partiéndoselo, a la vez que una explosión de energía radiante surgía del golpe ocupando una zona de tres por tres metros alrededor del dragón, la zona radiante respeto a los aliados de Thrain y quemaría a todos sus enemigos a cada golpe suyo, purgando de esta forma a los enemigos de la reina cuervo, diosa de Thrain, cuyo símbolo portaba el propio Thrain orgulloso en la capa que le envolvía.
Galad observó desde su ventana el golpe de Thrain conocido como templo de la luz que acababa definitivamente con la vida del dragón verde joven.
Tras ese “descanso” que Chronos, el dios del tiempo, le había concedido, Galad el Deva inmortal, volvió a sentarse en su escritorio y escribió el relato de lo que acababa de presenciar; pues ese y no otro era su extraño labor.