Nirkhuz
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Pues este es un relato de Warhammer 40.000, mas conocido como 40K, que trata sobre la guarida imperial. Si no sabeis nada de 40.000 tratarlo como un relato de ciencia ficcion normal y corriente. Estoy trabajando en una version novelada, mejor hecha. Pero esto es más o menos un relatillo corto.
Sargento Veterano Blasko
Este es, sin duda, un ejemplo de la tenacidad y la entrega de la 23ª compañía de Collerium VI, ''Las Águilas Fervorosas''. Marco Blasko proviene de una humilde familia del mundo colmena de Collerium V, donde el ingreso en la guardia no es obligatorio, dado que es un mundo dedicado a la industria y, además, esta alejado de todo peligro, cerca de grandes núcleos de poder de la Guardia y otros planetas que se dedican exclusivamente al ejército. Decidido a forjarse un nombre, este hombre decidió ingresar en la Guardia, pero no en su planeta natal, si no en el más cercano del Sector, en Collerium VI, de donde se decía que se entrenaban los mejores soldados del Sector. Ya en sus comienzos hizo gala de un valor innato y una tenacidad por encima de la media. No tardó en convertirse en un soldado raso, e ingresó en la 23ª compañía de Collerium VI.
Una vez dentro de las Águilas Fervorosas, Blasko tuvo la oportunidad de lucirse en su primera batalla, en un mundo cercano que estaba siendo atacado por una extraña raza alienígena. Su compañía se acercó allí y no encontró más que ciudades arrasadas hasta los cimientos y tierras quemadas. Una vez establecidas las bases, se procedió a hacer barridos de exploración con los sensores de las naves, pero estos barridos no dieron ningún resultado, algo los bloqueaba.
Se mandaron varias patrullas de reconocimiento, entre las que Blasko no figuraba. Ninguna de estas compañías volvió. Intrigados, volvieron a mandar otras patrullas, mejor equipadas, y con Blasko entre ellos. Tras varias horas de reconocimiento, no encontraron nada, pero de vuelta a la base algo les atacó. Unos vehículos góticos, negros, y grotescamente elegantes aparecieron como de la nada. Cargados de guerreros con unas armaduras similares, atacaron a las patrullas de reconocimiento, que estaban desprevenidas y asustadas por la repentina aparición. Blasko, sabiendo que no podrían hacer nada con el equipamiento de una misión de reconocimiento, intentó volver a la base más cercana de la Guardia para alertar del ataque. Los enemigos, que parecían psicópatas y depravados, comenzaban a destruir y despedazar los vehículos de reconocimiento de la guardia. La unidad de Blasko fue destruida en un tiroteo pero él sobrevivió. Se acercó al vehiculo más cercano, un sentinel de la patrulla, y, al ver que su piloto estaba siendo atacado por uno de esos grotescos alienigenas, cargó con su bayoneta y se la clavó en el pecho a su enemigo, que cayó muerto. El piloto del sentinel, vivo y más o menos sano, fue convencido por Blasko para volver a la base. En medio del caos del combate, el sentinel consiguió escapar y llegar a la base. Blasko consiguió comunicar la situación de la patrulla y que los enemigos se acercaban. Tanto él como el piloto del sentinel, Meleto Tarnus, fueron los únicos supervivientes.
Conociendo las intenciones de ataques de los enemigos, identificados como Eldars Oscuros, el Oficial Superior a cargo de la expedición planetaria comenzó a planificar las defensas. Se crearon kilometros de trincheras y se apostaron muchos puestos defensivos. La Guardia estaba preparada para cualquier cosa.
En las horas siguientes, no ocurrió nada, y se comenzó a cuestionar la veracidad de la historia de los dos supervivientes, que habían sido destinados, ambos juntos, a un nuevo pelotón. Pero, de imprevisto, las góticas naves de los eldars oscuros aparecieron. Comenzó una lucha encarnizada. Los Leman Russ abrían fuego, destrozando naves y eldars por igual, pero la sofisticada tecnología eldar también hacia mella en la Guardia. Blasko y Tarnus, junto a su pelotón, se habían quedado separados del resto de la fuerza imperial. El sargento del pelotón estaba asustado y había enloquecido. Salió a campo abierto y murió abatido por las armas de los eldars oscuros, lo que aumentó aun más el miedo del pelotón de Blasko. Blasko, con unas dotes de mando y un carisma espectacular, arengó a los soldados de su pelotón para que lucharan y no temieran a sus enemigos. Recogió la espada de su superior muerto y, como si de un verdadero sargento se tratara, llevó a sus hombres al centro del la batalla. Allí, ese reducido grupo causó estragos entre las fuerzas enemigas, dado que no se les esperaba. La victoria pírrica de las Águilas Fervorosas fue dictaminada por ese movimiento. Desde ahí, la carrera de Blasko fue en aumento. Fue ascendido con honores y decidió comandar a sus hombres, los que había comandado en su primera batalla, por siempre, curtiéndolos como veteranos de gran valía, y manteniendo siempre a su amigo Meleto Tarnus a su lado. Las acciones de este sargento son de sobra conocidas por todo Collerium VI, y parece que su gloria aun aumentará más.
Sargento Veterano Blasko
Este es, sin duda, un ejemplo de la tenacidad y la entrega de la 23ª compañía de Collerium VI, ''Las Águilas Fervorosas''. Marco Blasko proviene de una humilde familia del mundo colmena de Collerium V, donde el ingreso en la guardia no es obligatorio, dado que es un mundo dedicado a la industria y, además, esta alejado de todo peligro, cerca de grandes núcleos de poder de la Guardia y otros planetas que se dedican exclusivamente al ejército. Decidido a forjarse un nombre, este hombre decidió ingresar en la Guardia, pero no en su planeta natal, si no en el más cercano del Sector, en Collerium VI, de donde se decía que se entrenaban los mejores soldados del Sector. Ya en sus comienzos hizo gala de un valor innato y una tenacidad por encima de la media. No tardó en convertirse en un soldado raso, e ingresó en la 23ª compañía de Collerium VI.
Una vez dentro de las Águilas Fervorosas, Blasko tuvo la oportunidad de lucirse en su primera batalla, en un mundo cercano que estaba siendo atacado por una extraña raza alienígena. Su compañía se acercó allí y no encontró más que ciudades arrasadas hasta los cimientos y tierras quemadas. Una vez establecidas las bases, se procedió a hacer barridos de exploración con los sensores de las naves, pero estos barridos no dieron ningún resultado, algo los bloqueaba.
Se mandaron varias patrullas de reconocimiento, entre las que Blasko no figuraba. Ninguna de estas compañías volvió. Intrigados, volvieron a mandar otras patrullas, mejor equipadas, y con Blasko entre ellos. Tras varias horas de reconocimiento, no encontraron nada, pero de vuelta a la base algo les atacó. Unos vehículos góticos, negros, y grotescamente elegantes aparecieron como de la nada. Cargados de guerreros con unas armaduras similares, atacaron a las patrullas de reconocimiento, que estaban desprevenidas y asustadas por la repentina aparición. Blasko, sabiendo que no podrían hacer nada con el equipamiento de una misión de reconocimiento, intentó volver a la base más cercana de la Guardia para alertar del ataque. Los enemigos, que parecían psicópatas y depravados, comenzaban a destruir y despedazar los vehículos de reconocimiento de la guardia. La unidad de Blasko fue destruida en un tiroteo pero él sobrevivió. Se acercó al vehiculo más cercano, un sentinel de la patrulla, y, al ver que su piloto estaba siendo atacado por uno de esos grotescos alienigenas, cargó con su bayoneta y se la clavó en el pecho a su enemigo, que cayó muerto. El piloto del sentinel, vivo y más o menos sano, fue convencido por Blasko para volver a la base. En medio del caos del combate, el sentinel consiguió escapar y llegar a la base. Blasko consiguió comunicar la situación de la patrulla y que los enemigos se acercaban. Tanto él como el piloto del sentinel, Meleto Tarnus, fueron los únicos supervivientes.
Conociendo las intenciones de ataques de los enemigos, identificados como Eldars Oscuros, el Oficial Superior a cargo de la expedición planetaria comenzó a planificar las defensas. Se crearon kilometros de trincheras y se apostaron muchos puestos defensivos. La Guardia estaba preparada para cualquier cosa.
En las horas siguientes, no ocurrió nada, y se comenzó a cuestionar la veracidad de la historia de los dos supervivientes, que habían sido destinados, ambos juntos, a un nuevo pelotón. Pero, de imprevisto, las góticas naves de los eldars oscuros aparecieron. Comenzó una lucha encarnizada. Los Leman Russ abrían fuego, destrozando naves y eldars por igual, pero la sofisticada tecnología eldar también hacia mella en la Guardia. Blasko y Tarnus, junto a su pelotón, se habían quedado separados del resto de la fuerza imperial. El sargento del pelotón estaba asustado y había enloquecido. Salió a campo abierto y murió abatido por las armas de los eldars oscuros, lo que aumentó aun más el miedo del pelotón de Blasko. Blasko, con unas dotes de mando y un carisma espectacular, arengó a los soldados de su pelotón para que lucharan y no temieran a sus enemigos. Recogió la espada de su superior muerto y, como si de un verdadero sargento se tratara, llevó a sus hombres al centro del la batalla. Allí, ese reducido grupo causó estragos entre las fuerzas enemigas, dado que no se les esperaba. La victoria pírrica de las Águilas Fervorosas fue dictaminada por ese movimiento. Desde ahí, la carrera de Blasko fue en aumento. Fue ascendido con honores y decidió comandar a sus hombres, los que había comandado en su primera batalla, por siempre, curtiéndolos como veteranos de gran valía, y manteniendo siempre a su amigo Meleto Tarnus a su lado. Las acciones de este sargento son de sobra conocidas por todo Collerium VI, y parece que su gloria aun aumentará más.